martes, mayo 23, 2006

¿Y el lucimiento anual del Cardenal Sandoval Iñiguez?…

El homicidio en mayo de 1993 del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo afuera del aeropuerto Miguel Hidalgo de Guadalajara, cimbró al país. Luego, Jorge Carpizo titular de la PGR se encargó de enmarañar el caso e hizo recordar la guerra cristera, porque mientras en aquél tiempo, muchos gritaban: ¡Viva Cristo Rey!, en ese mayo violento todo México opinaba respecto a los nulos resultados: ¡es Carpizo un buey!
Según la versión oficial de la PGR con el Procurador Jorge Carpizo a la cabeza, el Cardenal Posadas fue a recibir al entonces Nuncio Apostólico Monseñor Girolamo Prigione. A la misma hora y también lugar, los gatilleros de los hermanos Arellano Félix esperaban cazar a Joaquín Guzmán Loera o el "Chapo Guzmán" y  tenían información de que usaba un vehículo de iguales características al que tripulaba en ese momento el destacado Prelado. Afirmaba la dependencia oficial que al religioso lo confundieron con el delincuente, quedando atrapado en medio de fuego cruzado entre sicarios de ambos bandos.
La versión de las autoridades de Jalisco y del Arzobispado de Guadalajara fue que se trató de un atentado con ataque al Cardenal Posadas Ocampo en forma directa y a corta distancia. El dictamen de la autopsia llevada a cabo por el prestigiado médico legista tapatío de vasta experiencia Mario Rivas Souza avaló la hipótesis.
El gobierno del estado de Jalisco finalmente determinó: "El homicidio del Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo fue un crimen doloso, con catorce disparos directísimos y a corta distancia, en un operativo que implicó premeditación, alevosía y ventaja. En el aeropuerto alguien hizo coincidir a las bandas de narcotraficantes del "Chapo Guzmán" y los Arellano Félix, en tanto que un tercer grupo ejecutor dio muerte al Cardenal Posadas, generándose después la confusión".Lo cierto es que, el Nuncio Apostólico procedente del Distrito Federal que llegaba a Guadalajara era muy amigo del Presidente Salinas y además confesor de los hermanos Arellano Félix, mientras que el Cardenal Posadas había tenido divergencias con el mismo Carlos Salinas y conservaba informes secretos de políticos prominentes relacionados con el narcotráfico.
Posteriormente el estira y afloja entre autoridades federales que dan por cerrado el caso y parte del clero católico mexicano se da cíclicamente, cayendo en la sospecha de un intercambio de complicidades.
En 2003 se dio la alegata más sonada. Jorge Carpizo McGregor ex procurador se tuvo que enfrentar a un Juan Sandoval Iñiguez, cardenal católico de gran peso político. En mayo de ese año Jorge Carpizo presentó “una solicitud de investigación” de probables delitos ante la PGR al denunciar que José María Guardia dueño del Galgódromo de Juárez y amigo de Juan Sandoval Iñiguez desde cuando era arzobispo de Ciudad Juárez, realizaba transferencias presuntamente ilegales a “paraísos fiscales”, en las que estaría involucrado el en ese entonces ya cardenal de Guadalajara.
En agosto de 2003, la PGR solicitó a la Comisión Bancaria y de Valores, un estado pormenorizado de todas las cuentas bancarias y operaciones financieras desde 1996, tanto de Sandoval Iñiguez como de su madre, fallecida en diciembre de 2000, así como de 10 de sus hermanos.Posteriormente, el magno mitote se disolvió por obra y gracia de la corrupción e impunidad, como otros tantos en el país azteca. El señor Guardia siguió presumiendo sus ligas más cercanas con la curia de México que se reflejan en sus relaciones con prelados como Onésimo Cepeda y el cardenal Sandoval, según lo confirman las fotografías de su colección. Entre las memorias se encuentra una donde el obispo de Ecatepec observa cuando el empresario de las casas de apuesta le obsequia unas mancuernillas de oro a Juan Pablo II en el Vaticano.
En este treceavo aniversario del crimen, el cardenal Sandoval no ha exigido ya el esclarecimiento total del caso Posadas. Tal vez acuerdos secretos con los candidatos presidenciales de la campaña 2006 lo han tornado discreto y pasivo. Públicamente presume que: “dialogó ya con los tres candidatos presidenciales, con algunos líderes partidistas y con los aspirantes a la gubernatura por Jalisco” por lo que se entiende que busca solamente adquirir más fuerza e influencia política.
El lucimiento cíclico de cada año respecto al Caso Posadas, ya lo sustituye con otros temas y con conclusiones más genéricas e invocando más a la intangible justicia divina cuando opina sobre el caso del padre  Marcial Maciel fundador de Los Legionarios de Cristo y acusado de violación sexual a niños y jóvenes seminaristas.
El belicoso buscador de solidez política oculta bajo la sotana su doble moral y solo acata a declarar respecto al hecho criminal y su protagonista: "yo creo que a toda la Iglesia entristece, siendo sobre todo como fue, un fundador de un movimiento religioso muy fuerte, pues entristece, sólo hay que ponerlo en manos de Dios".

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