lunes, marzo 27, 2006

De aquél priísmo incondicional de Juan Gabriel…

En la pasada campaña presidencial del año 2000 cuando los tres candidatos Cuauhtémoc Cárdenas, Vicente Fox y Francisco Labastida  echaban su resto de esfuerzo en el tramo final de la contienda, surgió la figura del canta autor famoso para atraer con su popularidad a futuros votantes favorables al PRI.
Ahora, aquí se da la versión exacta sobre la conversión plena de Juan Gabriel a favor del todavía partido aplanadora.
Y sucedió que un día, aquella mano suave… no, no, no. Va de nuevo. Sucedió que
una tarde lila, paseaba feliz por un parque rosa tarareando alegremente su tonadilla “Noa Noa”.
Su aterciopelado encanto fue rudamente interrumpido por el repetitivo mensaje del destartalado carro de sonido con abollada bocina. La emitida frase “lo máximo de las elecciones de julio, será Labastida” con  dificultad  se  entendía.  
Al embrujo de dicha letanía y con el subconsciente de síndrome avioníl de aerolíneas  Alaska; que inminentemente a la falla de un tornillo altera el estabilizador de cola,  se  dirigió presuroso a la oficina más cercana del partidazo a donde entró con pasitos coquetos de baile y presumiendo lo más fresco de su inspiración: “Ni Témoc ni Chente… Pancho si  pa´ Presidente”.
Condicionando su afiliación formal e incondicional al PRI en base a la presentación inmediata ante un tal Julio, le regocijaba ingresar al instituto político que pregonaba abiertamente verdades sexuales, sin tabúes y yendo a la vanguardia al manifestarlo abierta y públicamente, según la apreciación reciente experimentada por él.
Repitiendo eufórico el mensaje oído al partidista callejero, anunció su disposición de  “jalar gente” participando estelarmente en los cierres de campaña a lo largo y ancho del país.
El astuto delegado regional de la cueva de Prialí Babá, ordenó a sus incondicionales esconder todos los cartelones impresos con  la dichosa  frase, para que el Juanga  siguiera viviendo su ensoñación mientras ellos sacaban raja de la popularidad del divo.
A raíz de esa medida, no se volvió a decir, ni se volvió a leer aquello de “lo máximo de  las elecciones de julio, será Labastida”.
Y en el comité de campaña para cierres de campaña, solo esbozaban una burlesca sonrisa, cuando el michoacano “de Juárez” canturreaba feliz y para sí, antes de cada mitin: “lo máximo de las erecciones de Julio, será la embestida”…

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