Frente a la urna electoral, crayóla en mano y la boleta a marcar, el votante llevaba grabados en el subconsciente los múltiples ataques de los detractores del candidato Vicente Fox que machacaron hasta la exageración sobre un presunto desquiciamiento mental de este candidato panista.
En ese mismo nivel de nulo raciocinio, se imponía un “ahora o nunca” insistente, para decidir con un simple cruce de líneas sobre el papel, la erradicación del predominio priísta presidencial de siete décadas.
Los recuerdos de racional factura llagaron a velocidad luz. Un Gustavo Díaz Ordaz que en plena “cordura” de olímpica inspiración, estableció el inconstitucional pago del impuesto sobre la Tenencia o uso de automóviles para financiar los Juegos Olímpicos; y la posterior matanza de Tlaltelolco que reprimió a sangre y fuego un movimiento estudiantil que pudiera empañar el lucimiento pleno de la justa olímpica, se presentó de golpe.
Un escalofrío lo estremeció al evocar la matanza del 10 de junio del “juicioso” Echeverría y su devaluación del firme doce cincuenta pesos a veintiséis pagados por cada dólar, iniciando con ello una avalancha devaluatoria con fuga impresionante de capitales por parte de sus cómplices políticos y empresariales previamente enterados.
Se le erizó la piel al tener presente el colofón echeverrista designando sucesor a López Portillo, el españolete chillón que impulsó aún más, la debacle económica con salida de dineros, al nacionalizar -sobre las rodillas- los bancos, y propiciar la depreciación monetaria.
Un retorcijón de rabia casi lo dobla al recordar que en su vida privada, el tal “perro” enriquecido escandalosamente, mandó a volar a su frívola consorte, para casarse con otra aún más frívola y hueca vedette de la farándula, y que para esa fecha electoral, ya casi terminaba de arruinarlo física y económicamente.
¡Ah! pero de la Madrid si parecía centradito y formal. No manifestaba locura o desquiciamiento alguno, y prometía además la “Renovación Moral de la Sociedad”. Pero la devaluación superó todas las marcas, y el narco poder tomó bajo su férula a los altos mandos políticos y militares, enseñoreándose en grande la impunidad y corrupción.
Hasta la madre naturaleza pareció mandarle el terrible temblor defeño para sacudir su marasmo e indecisión; mas él, terco en su mediocridad, dio su estocada final imponiendo a Salinas…!Dios bendito! aquí sintió que le faltaba el aire y que todo le daba vueltas al recordar al “Solidario” pelón que desfalcó al país y se echo casi en forma directa a dos que tres que le estorbaban en sus ambiciones, según se rumoraba e indirectamente a cuatrocientos perredistas inconformes aproximadamente.
Pero definitivamente en ese tiempo prometía ser “el más cuerdo” de la bola. Ya en cruel refinamiento a posteriori, impuso a Ernesto Zedillo o clón “de la Madrid II”, nacido a la Presidencia a raíz de aquél “Colosial” asesinato.
Y asesinatos siguieron con las impunes matanzas de Acteal y Aguas Blancas. Y fraudes a lo grande cobijando a ladrones de “cuello blanco”. También “Natura II” envióle el ciclón “Paulina” para sacudir su pendejez y la posterior anegación en mierda de todo un pueblo en el Estado de México para ver “si abría los ojos”, pero ni así se acordó del “Bienestar para tu Familia” prometido.
Sudando frío, se dio cuenta que no por gracia o concesión zedillista, sino como un logro de la sociedad misma, tenía ante sí, el poder de elegir a su Presidente. Y pensando “más vale un loco definido, que un cuerdo por conocer”, aquél hombre común votó por Fox.
El que nos haya ido como nos va… es otra historia.
Convicciones: Políticos vs. Ciudadanos
Hace 1 año.