martes, enero 17, 2006

"El Macho Güero" se mató solo pús que...

Durante muchos años, un amigo tuxpeño me ha estado hostigando con un: “No te hagas, tu suegro mató al “Macho Güero”…
Su afán de fregar por fregar no acepta que en ese tiempo yo era un secudariano imberbe que ni de núbil varón o prospecto serio para matrimonio calificaba.
Nomás para taparle la de hablar, me di a la tarea de investigar sobre bases sólidas. Una hemeroteca casi en el olvido me proporcionó un ejemplar del semanario Baluarte fundado en Tuxpan el 10 de mayo de 1954 y desaparecido quién sabe cuando.
Su edición del 22 de abril de 1962 presume a ocho columnas que al gobernador nayarita Francisco García Montero le sucedería en el cargo Santos Ramos Contreras, lo que realmente nunca sucedió y que da una idea sobre la infalibilidad del medio.
La nota policíaca dice: “Como reguero de pólvora, se extendió ayer, al obscurecer, la noticia de la trágica muerte de Raúl Varela González, más conocido en los medios deportivos y del auto-transporte con el apodo de “Macho Güero”, ocurrido a corta distancia de este lugar, en las inmediaciones del crucero de Ibarra o la Galinda, al chocar el pequeño automóvil Borgwer de su hermana Luchi, que tripulaba, contra un Chevrolet que viajando en sentido contrario, del rumbo de Peñitas, frenó en seco al verlo venir zigzagueando prácticamente sin control y en inminente peligro de salirse de la cinta asfáltica.
El choque se produjo, al parecer con la parte posterior izquierda del pequeño Borgward contra el Chevrolet frenado que resultó bastante averiado. En el impacto, Raúl fue lanzado hacia delante, por el parabrisas, cuyos vidrios rotos le causaron espantosa herida en la garganta que le cortó la yugular, yendo a caer en mitad de la carretera, en un gran charco de sangre, agonizante, mientras el pequeño automóvil  se precipitaba a la cuneta a cosa de 50 metros más adelante.
Se le condujo a la clínica del Dr. Reynoso, donde se trató de salvarle la vida con resultados negativos.
Al parecer, Raúl había estado tomando durante la mayor parte del día”.
La versión oral de mi hoy esposa sobreviviente junto con sus papás y dos hermanos también menores es que ese Viernes Santo iban llegando a Tuxpan cuando de repente su papá frenó  el carro gritándoles fuertemente: “agarrense bien muchachos” y al girar  hacia atrás para verlos se libró de verse golpeado por el volante que se incrustó en su asiento por la fuerza del choque.
Recuperados del impacto y libres de lesiones graves salieron del vehículo, siendo auxiliados por otros automovilistas, que al reconocer al autor del accidente y sabiendo de su influencia todopoderosa en la región, les aconsejaron huir.
Viajaron a Tuxpan contratando en esa ciudad, un taxi que los llevaría de regreso a Guadalajara.
Volvieron a pasar por el lugar ya lleno de policías y ambulancias, enterándose rápidamente el taxista sobre la identidad del occiso. Durante las seis horas de manejo siguientes, el taxista habló hasta por los codos, y siempre echando pestes contra tan nefasto personaje al que no bajaba de violador de menores, estafador y asesino.
Una vez amparado, el injustamente involucrado turista tapatío regresó a Tuxpan para dar su versión de los hechos y quedar libre de cualquier responsabilidad.
Su incertidumbre sobre un proceso justo se disipó paulatinamente cuando titulares, empleados y visitantes del Juzgado lo elogiaban regocijados al saberlo parte coadyuvante en el hecho fortuito que había librado a la región del influyente cuñado  –vía concubinato de su hermana-  del ex gobernador Gilberto Flores Muñoz.
Ahora con más datos sostengo: El “Macho Güero se mató solito y a mi futuro suegro casi le hacían un monumento cerca del Río San Pedro, donde comienza el malecón de la ciudad coquera.


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