martes, diciembre 06, 2005

UN CORA DE CORAJE

Enterado por el primo de un compadre de un amigo íntimo de un guardia del Estado Mayor Presidencial de que vendría a Nayarit el presidente Fox y su comitiva, me posesioné en Palacio de Gobierno Estatal para atestiguar su estancia.
Saber posteriormente que se encontraba en Santa Teresa de Jesús en plena Sierra del Nayar y trasladarme hasta ese lejano poblado fueron dos acciones en una.
Se acaba de ir, me dijo un viejo de piel curtida al que parecía no afectarle el cruel frillazo, pero al rato vuelve dijo convencido. Le hacemos falta para sus mensajes navideños y teletoneros…
Apantallado por tanto conocimiento político camuflajeado en un rostro lampiño y duro como de esfinge en versión cora, me atreví a “dejarle un recado” con él, para cuando lo volviera a ver.
-¿Para qué pierdes tu tiempo con cartitas? dijo rudamente
-Es que quiero hacerle una propuesta de interés regional reviré; se trata de acelerar la construcción de una prisión más grande para el estado…
-Otra perdedera de tiempo y dinero  -dijo el cora ilustrado- lo que se ocupa es hacer una sola celda no toda una cárcel…
-¡una sola celda! expresé admirado por su ocurrencia, y dejando pasar por alto el grado de dominio del idioma español del aborigen…
-Una sola celda, repitió. Y un solo sistema de justicia también, asegundó en tono cortante…
-Explíquese por favor le pedí ya dejando de tutearlo…
-Cuando alguien cometa un delito, se mete a ese cuarto de castigo. Si otro “hace delito” se saca al anterior y se mete al nuevo culpable…
-¿Y eso que resuelve? le pregunte…
-Eres muy impaciente dijo en sutil regaño… déjame terminar en lo más importante.
El que sale no sale libre, sale a la muerte, a ser ejecutado… verás como disminuye el delito.
-¡Ah! canijo, alcancé a decir antes de darle mi mano para despedirme.
Ya en la ciudad dure varios días meditando sobre la solución serrana. Pensé en el sistema judicial imperante en México con sus tremendas fallas, desviaciones y derroches.
Saber que un ministro de la Suprema Corte gana ¡veinte mil pesos diarios! por emitir su sentencia muchas veces parcial y corrompida y compararla con el equivalente que gana el indígena pragmático pero en ¡cuatro años! alcanzó a producirme insomnio rencoroso. Darme cuenta de que las prisiones actuales no regeneran, sino por el contrario, se convierten en centros de enseñanza en técnicas delictivas para los internos, y en magnos negocios para los administradores y su cauda de cómplices, incrementó levemente mi gastritis crónica.
Admitir que no se procura el autofinanciamiento en cada centro de reclusión, sino que resulta incrementado cada vez más el gasto oneroso de “dinero limpio” de la sociedad toda destinado a esos “asilos de antisociales” de plano me hizo cambiar el texto de mi carta que le entregaré al Presidente cuando regrese.
Por intermediación mía, imagino a mi amigo serrano como titular de la PGR  -cabeza implacable sustituyendo a Cabeza de Vaca-   ejerciendo su valor o coraje en la solución efectiva,  radical y de tajo contra el actual  flagelo insoportable de delincuencia.

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