domingo, marzo 30, 2008

"Maestro": Visión de J. Jesús Rivera Cervantes...

“Sabes tú, el paradero de Luis; quiero ver si me consigue boletos de avión en oferta. Necesito dos a Toluca, pues este año, Eva si decidió acompañarme en Semana Santa, al recorrido por Coyuca para saludar a los amigos “profes” que dejé por allá”.
Esa intención ahorrativa y viajera, no llegó a realizarse. El viejo profesor con penurias económicas -tan hostigantes que le forzaron a vender algunas propiedades heredadas- no pudo hacer el recorrido planeado junto con su esposa, y el mensaje telefónico, quedó grabado por siempre, más que en el receptor aparato mismo, en mi memoria, pues fueron sus últimas palabras dirigidas a mí.
El trance vital tan despiadadamente impositivo del “antes y el después” que por dieciocho días predominó en el ambiente hospitalario de Terapia intensiva y definido por desgracia hacia el deceso, fue motivo para que tu referencia indagatoria me obligara a reflexionar sobre el trastocamiento de valores predominante en nuestro México actual.
De esa forma, mi muy estimado hermano “Chuy”, hubiste de buscar la forma de viajar, al precio más bajo ofertado, pues con tu honrada forma juarista de vivir dentro de la honrada medianía y sin defraudar a nadie, así lo determinaba, y tus treinta y tantos años de desempeño profesional, cubierto con el manto de apostolado negaban toda opción de patrocinio espléndido con dineros sindicalistas ajenos.
Tú prosa titulada “Maestro” escrita en 1969 por tierras hermosillenses, refiere el desempeño educativo ante una sociedad mayoritariamente abúlica con autoridades educativas corruptas. Constituyó tu faro rector personalizado. Protagonizar congruentemente tal visión, fue tu mayor mérito.
“Personaje admirable y anti ocioso/ que viaja en el tiempo con su reto/ con su mirada de saber ansioso/ y su afán de conocer inquieto. Maestro digno, en alto vuelo/ cual águila señera y soberana/ baja tu vista y mira como en suelo/ hay “maestros” de actitud insana.
Pseudocolegas manchan tu prestigio/ cual reptil engañoso y traicionero/ en proceder ruin y servil, jamás egregio/ entregan honra cual Judas, por dinero. Aves de mal agüero, de mal tiempo/ lucran con bondad de tu persona/ cual prestigiada condición de templo/ donde todo lo malo se perdona. Se puede decir que eres milagroso/ pues a pesar que todos te presionan/ tú vas por el camino tormentoso/ siguiendo las ideas que te apasionan. A punto de desgarre el alma/ y sintiendo tu vida muy dolida/ tu causa peleas en justa calma/ cuando el mundo anormal la ve perdida. Místico actor, incomprendido/ conocimiento das incluso al zafio/ no siendo en nivel de saber correspondido/ y a tu muerte no ensalzarte en epitafio. Muchas palabras hay para alabarte/ aunque no es tu persona la elogiada/ es, al algo misterioso que te mueve/ a seguir por la senda iluminada. Esa senda del saber que tú elegiste/ con un amor paternal en la mirada/ ese amor que te eleva a lo sublime/ que te lleva a las alturas grada a grada. Tu vivencia feliz torna en tragedia/ al incumplir alumno alguno su deber/ y el orgullo en ti, orondo aflora/ cuando implantas tú benéfico saber. Incomparable dicha a tu persona inflama/ y en tu interno sentir renueva aliento/ al ver en ojos del pupilo, llama/ brillante ¡llama del conocimiento! ¡Maestro!... la social ingratitud emana/ que tu vacuo pedestal a todos hiera. Y aún cuando pagar con creces se te quiera/ es ¡fulgor efímero de gratitud humana!
Finalmente, el compostelense José de Jesús Rivera Cervantes, veterano profesor de inalcanzable jubilación y con pretensión de hacer su recorrido por Guerrero, terminó haciendo el papel de guerrero frente a la muerte, sucumbiendo el 28 de marzo de 2008 tras dieciocho días de tenaz lucha.

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