miércoles, marzo 26, 2008

Nico el francés...

De aparecer frecuentemente en escandalosas revistas del corazón, salta a posturas políticas de mayor trascendencia, y de político farandulero da un paso para su internacional redención. Por desgracia no se trata de algún Fox, Pancho Cachondo o gobernador Moreira mexicano cualquiera, si no del presidente actual de Francia.
Y los dimes y diretes sobre su divorcio con Cecilia y su rumbosa boda en el Eliseo con la italiana ex Top Model Cristina Bruni pasaron a segundo término y su actuar reciente casi hacen olvidar tales fatuidades.
Nicolás Sarcozy planteó la posibilidad de boicotear la ceremonia de apertura de los Juegos olímpicos en China, como protesta por la represión contra manifestantes tibetanos. Habrá que ver en que termina la iniciativa luego de intervenir las instancias diplomáticas respectivas, pero en calidad de mientras, el mundo entero debería respaldar la medida de presión contra los chinos represores.
Ya también Condoleezza Rice, secretaria de Estado norteamericana llamó a las autoridades chinas para que sostengan un diálogo resolutivo con el Dalai Lama o dirigente religioso de máxima autoridad moral forzado a exiliarse de Tíbet.
Como es sabido, desde 1950 el Ejército Popular chino invadió la pequeña región de Tibet arremetiendo contra los pacíficos monjes budistas de tan frío territorio en los montes Himalaya. La rebelión decisiva contra China se dio en 1959 y el fracaso de unos cuantos centenares de tibetanos contra más mil millones de chinos obligó al dirigente religioso Dalai Lama a refugiarse en la India
La soberbia del régimen comunista chino ha truncado la resolución del conflicto y la peor parte, por supuesto que la han llevado los religiosos, victimizados con más saña, por su postura pacifista en pro de una causa justa. Cualquier parecido con la conducta de Ghandi en la India contra los británicos abusivos es el mismo moler de carnes a palos y es semejante el crujir de huesos por la misma causa.
De existir todavía Gustavo Díaz Ordaz, seguramente estaría de acuerdo con el representante de China durante el solemne encendido de la antorcha olímpica que declaró que no se deben mezclar los Juegos con la política, pues en cuestión de represión y muerte previos a las Olimpiadas no hay quien lo supere. Los cientos de muertos en el Distrito Federal diez días antes de las olimpiadas de 1968 así lo registran -como estigma macabro- en la historia mundial.

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