miércoles, marzo 26, 2008

Falla honrosa pero gravosa...

Te falló la ideología quijotesca, de plano hermano mío. Egresar en 1964 de la Normal Urbana de Tepic como maestro de Primaria, iniciar dando clases en Coyuca de Catalán, Guerrero y reafirmar plenamente el desempeño magisterial en Hermosillo, Sonora; pretendiendo defender los derechos de tus colegas profesores, concluyó en atraso personal según mi apreciación.
De los calorones coyuquenses a los similares hermosillenses variaron sólo las fechas y las repercusiones en tu desempeño. Ya en el Internado para Niños Coronel J. Cruz Gálvez de la capital de Sonora en 1967 y teniendo como director a un paisano nayarita, decidiste enfrentarlo en pos de reivindicar dignidades.
Como era usual en caciques magisteriales de aborrecible conducta, el hostigamiento sexual hacia profesoras y empleadas administrativas se presentaba cotidianamente. En ese tiempo, tus compañeros maestros te eligieron como representante del grupo de trabajadores del internado de educación Primaria federal.
Confiar en los recursos legales y en la integridad de tus colegas, para expulsar al abusivo, corrupto y prepotente director del plantel fue una apreciación errada. Los afectados se retractaron en sus acusaciones y la predominante -desde siempre- red de complicidades de centralista ubicación, lograron desterrarte del estado sonorense.
Con todo tipo de pruebas en contra del maniaco director, topaste contra una burocracia distrito federalense magisterial, que manipuló a su antojo y a conveniencia del ofensor para disolver los delicados casos de hostigamiento sexual contra profesoras y oficinistas escolares.
Un simple papeleo en las lujosísimas oficinas de la ciudad de México, bastó, para en cuestión de horas, ordenar tu cambio al punto más apartado al sur del país. El corto plazo para desplazarte hasta Tapachula en el lejano Chiapas y la obstrucción escudada en omisión de enviar el oficio respectivo, derivaron en despojo de tu empleo.
De nada sirvió la posterior petición de justicia ante los diferentes poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Tu decisión de estudiar la carrera de Leyes para pretender seguir “desfaciendo entuertos” topó en decepción, al grado de decidir no ejercer la abogacía para no ser parte del mar de complicidades imperante en la maleada impartición de justicia.
Ya enfocado a tu caso personal, ni el mismísimo presidente de la República enterado en forma directa, logró suprimir la injusticia laboral dada una década atrás. Reiniciar dando clases a nivel medio luego de cursar la Normal Superior de Nayarit en la especialidad de Biología diez años después, retrasó en ese mismo lapso, la jubilación a la fecha no lograda todavía.
De esta forma, a tus 67 años se te veía impartiendo clases. De haberte “alineado” al engranaje magisterial comodino sindical desde siempre, te hubieras jubilado hace una década y hasta con uno o dos sueldos extras por plazas dobles. Por eso, José de Jesús Rivera Cervantes, para conveniencia personal, te falló la ideología, querido hermano “Chuy”. Estar agonizando actualmente en el ISSSTE de Ensenada sin haber disfrutado del retiro merecido, lo considero también una injusticia más.

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