sábado, febrero 09, 2008

Drama en la familia Fregoso Ron en Tepic.

Tal pareciera que en el mundo se ha desatado una competencia por ubicar el lugar donde seha dado la injusticia o la desgracia mayor. Y es tanta y variada la cantidad, que a veces se pasan por alto las sucedidas en el entorno regional.En Tepic se dio recientemente una injusticia mayor, propiciada paradójicamente -para mayor abatimiento de las víctimas indirectas- dentro de una institución encargada a brindar bienestar a la población bajo su cuidado.El pasado 15 de febrero, el señor Roberto Fregoso Mora entró por su propio pie a la clínica número 1 del Instituto Mexicano del Seguro Social de la capital nayarita, para ser sometido a lo que parecía una sencilla corrección de hernia hiatal. El médico cirujano Roberto Yánez Franco que conocía de su caso y que lo iba a intervenir quirúrgicamente, no pudo acudir a la cirugía acordada y la Institución designó a Marco Antonio Campos Cornejo como sustituto para llevar a cabo el proceso operatorio.Con este antecedente se incubó la mayor de las injusticias, pues la intervención terminó en rotundo fracaso que llevó a la muerte al paciente y perjudicó de por vida a sus familiares, pues con su profesión de taxista era el sostén económico de su familia formada por su esposa Ernestina Ron Ulloa con grave problema cancerígeno que la mantiene postrada la mayor parte de su tiempo; y tres hijos de 18, 14 y 9 años de edad. La sobrevivencia actual del núcleo familiar tan dramáticamente afectado, corre a cargo de hermanos, parientes cercanos y hasta vecinos de buena voluntad, de la señora Ernestina Ron Ulloa, a quien las autoridades respectivas encargadas de aplicar justicia, criminalmente han omitido resolver favorablemente a sus peticiones.En vida, el afectado alcanzó a interponer una demanda por daño irreversible causada por el doctor al servicio del IMSS Marco Antonio Campos Cornejo, exponiendo en su demanda: …“ya que debido a su negligencia médica tuvo que extirpar de mi cuerpo un órgano vital como lo es el bazo y provocar la perforación de pulmón, esófago y páncreas, órganos que de acuerdo al tipo de cirugía practicada no tendrían porque ser afectados de esta manera”. Del 15 de febrero al 12 de octubre de este año, tuvo que soportar tratamientos dolorosos y complicados por el trastorno iatrogénico -o por error- provocado.Actualmente, según nota periodística, su viuda interpuso “una denuncia penal contra Campos Cornejo en la Procuraduría General de Justicia (PGJ), una queja en el propio Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y en la Secretaría de la Función Pública, entre otras instancias y ha solicitado que su caso lo conozca el director general del IMSS, Juan Molinar Horcasitas, y el presidente Felipe Calderón Hinojosa”. Surge inevitablemente una frase condenatoria de la parte negativa de la dependencia oficial encargada de brindar seguridad social: IMSS cuántos crímenes se cometen en tu nombre.***Alrededor de las ocho de la noche, recorro la calle Del Trabajo en la colonia Heriberto Casas de Tepic. Busco el cruce con la Amado Nervo, pues sin saber el número exacto de la casa buscada, intento dar con los moradores de la misma.La vialidad corre en parte por una especie de barranco y se estrecha -semejando un túnel- donde otra calle cruza a nivel normal. Avanzo por debajo de ese puente extraño por grotesco y abandonado, no pudiendo evitar relacionarlo de inmediato con alguna barriada de Los Ángeles con vecindario predominantemente chicano, afroamericano o de ambos. Una sensación extraña en un Tepic no tan deshumanizado como en el frío rincón callejero de referencia californiana recordado.Tal percepción errónea de desubicación fugaz, desapareció completamente al preguntar a un amable transeúnte sobre el domicilio de la familia Fregoso Ron, obteniendo respuesta favorable de inmediato. Retomar la sensación de familiaridad hospitalaria de la capital nayarita fue en automático, al traspasar el umbral de la casa buscada, a invitación de un niño confiado que sin conocerme, magnánimamente me franqueaba la entrada a la sala. A mi pregunta sobre su mamá, de buenas a primeras contestó con un: “pase, se encuentra arriba”.El no querer irrumpir en la privacidad sin aviso previo me hizo replantearle: ¿puedo hablar con ella?, pregúntale. Mientras subía a consultarlo, la fotografía de un señor relativamente joven sobre una pequeña columna e iluminada por una veladora, llamó mi atención. Se trataba sin duda del jefe de esa familia fallecido recientemente por trastornos iatrogénicos o causa provocada por una desafortunada intervención quirúrgica llevada a cabo en la clínica número uno del Instituto Mexicano del Seguro Social en la capital nayarita.Aquella vez, el señor Roberto Fregoso Mora de profesión taxista y con padecimiento por hernia hiatal, llegó al hospital por su propio pie y con cita para ingresar al quirófano. El cirujano designado no acudió y la intervención la llevó a cabo el doctor Marco Antonio Campos Cornejo, de pésimo prestigio entre sus mismos colegas cirujanos.El suplicio postoperatorio cruel comprendió del 15 de febrero fecha inicial de la tragedia al 12 de octubre de este 2007 en que ocurrió el deceso que complicó profundamente la situación familiar, ya que el fallecido era el sostén económico único de la familia afectada por negligencia médica de criminal impunidad a la fecha y avalada por los directivos administrativos del IMSS en sus niveles estatal y federal.La foto escasamente iluminada en la sala casera de la desarticulada familia Fregoso Ron incrementaba la sensación de pesadumbre reinante. La escalinata carente de pasamanos y las paredes sin enjarre alguno, eran muestra visible de las carencias tangibles de una familia en desventaja económica de cronicidad reciente provocada por un irresponsable de la profesión médica.Ya frente al lecho de Ernestina Ron viuda de Fregoso, la imagen de la postrada mujer convaleciente de un cáncer de mama con metástasis fue apabullante. Las huellas visibles de los radicales tratamientos químicos y radiológicos eran impactantes, pero aún en tales condiciones irradiaba una resignada paz interna frente a su padecimiento, que se confundía con una valentía admirable. Expresándole mis mejores deseos, me despedí de la hermana de mis amigos Jesús, Arturo y Manuel Ron Ulloa, no sin antes pedirle algún número de cuenta bancaria en la que pudiera recibir donativos públicos. Al carecer de ella, prometió tramitarla y darla a conocer. Recientemente -ante la imposibilidad de caminar- su hijo mayor Luis Alberto Fregoso Ron, con la esperanza de allanar parcialmente lo escabroso de su cotidianidad, dio seguimiento a la sugerencia, designándose el número de cuenta 1495023467 de Bancomer. Con el espíritu generoso de la sociedad civil, seguramente cada aportación de nuestros positivos lectores, hará las veces de sorbo de agua vivificante en un prójimo sediento cruzando por un inclemente desierto.***¡Al cabo que usted no es Dios!, le espetó Ernestina al oncólogo del IMSS Tepic, que le indicó regresar a su domicilio, ya sin tratamiento médico alguno. Aquella cruel realidad ante el caso de un cáncer terminal hizo sincerarse burdamente al profesional de la medicina, que con tan resolutivo desahucio médico, la mandaba a su casa, a esperar la muerte en corto plazo sin más. A vivir muriendo, ni más ni menos. La frase dicha al sorprendido especialista reflejaba una fe inmensa en que Dios la salvara con un milagro y a la vez; rebeldía ante los límites terapéuticos contra su padecimiento que, de seguir avanzando, modificaría drásticamente la vida de sus tres hijos, de por sí afectados por aquella mala jugada del destino. En menos de un año, la vida familiar de los Fregoso Ron dio un giro dramático. El 14 de febrero de 2007, en la intimidad de su hogar, convivieron festejando por la noche ese Día del Amor y la Amistad. Roberto Fragoso Mora el jefe de familia de profesión taxista, ocultaba su pena agobiante. Su esposa Ernestina Ron padecía cáncer de mama hacía dos años, y los tratamientos radicales habían mermado su habitual alegría y él por su parte, debería acudir al día siguiente a una cirugía programada en la clínica 1 local del IMSS. Lejos estaban ambos esposos de imaginar un desenlace fatal inesperado. La operación de Roberto para corregir una hernia hiatal efectuada por el cirujano de la institución Marco Antonio Campos Cornejo, resultó un fracaso que lo llevó a la tumba luego de prolongados sufrimientos. Su viuda con padecimiento mortal crónico continuó promoviendo una demanda que el mismo paciente afectado alcanzó a interponer contra el Instituto Mexicano del Seguro Social sin alcanzar a ver -luego de once meses y medio- ningún resultado favorable, por el contrario, al incrementarse los intensos dolores que padecía ella, la institución de salud de nivel pueblerino, la forzaba a ir hasta Guadalajara para conseguir las dosis atenuantes de dolor, bajo el argumento de no manejar tan especializada medicina. El inicio de 2008 la sorprendió yendo penosamente a la capital jalisciense en viajes fatigosos para su estado de salud según fragmentos de mensajes interfamiliares: “Estamos bien Gracias a DIOS. por la tarde fui a casa de la Güera, y seguía llorando con mucha angustia, dice que tiene mucho miedo y que su dolor no se aminora, El médico Sabino Hernández Córdova especialista en dolor la visitó y parece que con la inyección descansa. Hoy la llevaron a Guadalajara para que le dieran medicamento, al I.M.S.S. ya que en esta clínica de Tepic no se lo pueden dar. Nacho y Fany hicieron el favor de llevarla, porque no puede viajar en camión”. El ingeniero Arturo Ron Ulloa desde Ciudad del Carmen en Campeche contestaba: “Sí, está siendo muy difícil para todos la situación familiar, aunque esperamos que entre los hermanos de buena voluntad sigamos pudiendo apoyarla y que tengan lo suficiente para continuar con la vida, lo mas pesado es la impotencia que sentimos ante sus dolores y el avance evidente de su enfermedad, yo le llamo como dos veces por semana, y ante su queja permanente y sus preguntas ¿Porqué a mí? ¿Qué hice para merecer tanto dolor? ¿Que mas sigue? ¿Qué va a pasar con migo? ¿Qué pasará con mis hijos? me hago fuerte... pero ella quiere que le llame y que la escuche llorar aunque sea, eso me dice, y después de colgar el teléfono me derrumbo y me aparto a algún lugar donde mis hijos no noten mi impotencia y debilidad ante algunos aspectos irremediables de la vida”… Algunos vecinos de la colonia Heriberto Casas acudían al domicilio de Trabajo 256 casi esquina con Amado Nervo para auxiliar al núcleo familiar en desventaja. Los sacerdotes Jesús Delgado y Aldo Estrella de la cercana iglesia San Isidro brindaron su valioso auxilio espiritual y material también a los menores dependientes. Finalmente, Ernestina Ron viuda de Fregoso, falleció en Tepic el viernes 1 de febrero de 2008 con la angustia de dejar huérfanos a sus tres hijos de nueve, once y dieciocho años. Ellos, el cercano 14 de febrero casi presente, ya no celebrarán en casa con sus padres ya fallecidos.polo@gruporrivus.comPara aportaciones en pro de la familia: Número de cuenta 1495023467 de Bancomer y en USA número 2628924207 del Wells Fargo Bank. Tres muchachos afectados se lo agradecerán infinitamente.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo siento mucho mi papá no merecía eso

Anónimo dijo...

SON ADMIRABLES ESOS RON <3