El Ejecutivo propone y el Legislativo dispone según se dice. ¿Se aventarán la “hombrada” los diputados locales nayaritas de rechazar el nuevo nombre dado a la presa El Cajón?. Ni soñando -podrá afirmarse- dado que éstos ya habían incluso propuesto a otro vacuo líder obrero regional de menor jerarquía. Por el contrario, deben estar felices de que se rinda homenaje universal a un representante de lo peorcito del corporativismo corrupto aún vigente que mediante amarres y complicidades les permitió también a ellos, llegar a la Cámara de “representantes populares” de la avenida México en Tepic. El folclórico y dañino personaje, famoso por su añeja tendencia a teñirse exagerada y vistosamente la cabellera y que dio origen al apodo -endilgado por López Mateos- de “La Güera Rodríguez” fue prototipo jurásico de un pasado que no ha logrado superarse en este país kafkiano.Sus ligas nefastas con el poder priísta en su esplendor, le permitieron -aparte de liderear al sindicato nacional de electricistas- “nadar de muertito” en los poderes legislativos durante 24 años con dos periodos como senador de la República y cuatro como diputado federal. Leonardo Rodríguez Alcaine aumentó su poderío al heredar la CTM de Fidel Velásquez, incluidas también las cuotas de poder político que incluía dicho entronamiento gremial. De no haberse truncado la vida del senador por Nayarit Marco Antonio Fernández Rodríguez uno de sus subordinados, tal vez él “La Güera Rodríguez” con sus artilugios en la red de complicidades de la política centralista, lo hubiera “hasta designado” gobernador de Nayarit por acuerdos pactados en algún restaurante de lujo del Distrito Federal. Sus desplantes de cacique rascuache, se caracterizaron por expresiones públicas prepotentes, altisonantes, groseras, vulgares, y por adaptarse al juego del presidente panista en su afán por seguir usufructuando a la poderosa central obrera. Ya “habiéndole tomado la medida” al fallido erradicador de víboras prietas y tepocatas, hasta presumió de ser el único líder sindicalista capaz de paralizar al país, sin omitir su “genial” remate de no haberlo hecho; “nomás porque no se le había subido lo Rodríguez a la cabeza”.Tan ilógica auto apreciación de grandeza quedó demostrada en agosto pasado, cuando al cumplirse un año de su fallecimiento no hubo homenaje público alguno. Solo un estertor presidencialista de lunática esencia al considerar Fox que con tal dislate se ganaría a la clase obrera por los siglos de los siglos, le permitió a esa lacra sindicalista de exóticos tintes pilosos, subir a un pedestal –por desgracia en territorio nayarita- tan inmerecidoLas voces de avanzada social se pierden como gritos de Agar en el desierto. Lo expresado en este mismo medio a principio de año por J. Lorenzo González M. en su artículo “Los caciques de ayer, hoy, y ¿mañana?” quedó atorado en el olvido, en esa mismísima fecha: “Se necesita que la vida tome otros cauces; ya que la conducción política en Nayarit continúa sustentándose en los cacicazgos y en el corporativismo. Se tiene que entender profundamente que la economía se ha transformado y, con todo ello, se han transformado los diferentes autores que participan en la sociedad, así como sus relaciones con el gobierno local. Lo que heredamos son estructuras de participación que están vinculadas al corporativismo; es decir, estructuras que funcionaron durante muchos años con una representación de tipo corporativo, sindical, gremial que aún no se han readecuado en función de las necesidades y avances democráticos de nuestro país”. “En este momento lo que tenemos es la presencia de trabajadores que ya no pueden estar representados por sus viejas organizaciones, como son los sindicatos. En nuestro Estado, se necesita auspiciar nuevos mecanismos de representación. Los campesinos no implica que todos pertenezcan a la CNC, ni la CTM engloba a todos los trabajadores. La CTM tiende a la baja representación, la sociedad se debe mover a los nuevos desplazamientos sociales”.Ni por asomo de congruencia propusieron para el embalse acuático, la designación “Presa Rey Nayarit”, dando a conocer con ello, el origen del nombre del estado cora. Ya se ve que prerrogativas, fuero y sueldo espléndido, matan patriotismo regional y orgullo de raza con tendencia indómita.
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