martes, noviembre 14, 2006

Apaciguamiento post mortem, casi...

¡Vaya hombre! ya se va apaciguando Vicente Fox ¿Será que le cargué mucho la mano y entró en razón? Ya hasta se despidió de todos los obispos en santa paz, digo, mejor que tenga una calmosa encerrona en el marco de la 82 Asamblea de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), a que ande como azogado por todo el país presidiendo hasta ceremonias de inicio de cursos de cuanto Jardín de niños se le atravesara.
Prometió finalmente guardar reposo y concentrarse en preparar discurso para la ceremonia de cambio de presidente. Tanta derrapada pública que hubiera evitado de hacerme caso. Desde hace medio año le señalé la conveniencia de iniciar su mudanza, pero el vocero presidencial nunca me entendió, ni le comunicó mi sugerencia, por el contrario, alegó que era demasiado pronto para empezarla, y que un cambio de domicilio se haría rápidamente al final del sexenio.
Pero ya ni modo, lo hecho, hecho está, pero pudo salir menos quemado si hubiera puesto en práctica desde hace medio año, la mudanza o séase; nulas declaraciones, nulos chascarrillos ofensivos, nulas expresiones denigrantes a su investidura presidencial. Cerrada total de buchaca.
Es más, ya enternecido por su mansa actitud final, hasta le alabo que haya suspendido el desfile del 20 de noviembre en el Distrito Federal que no era otra cosa que una marcha cara con las estrellas del deporte nacional jactándose de saludar al Primer Mandatario al pasar frente al balcón del presidente sobre lujosos carros descapotados.
Un desfile “deportivo” donde cientos de burócratas panzones, disfrazados con atuendo y tenis deportivos regalados por las dependencias respectivas y luciendo una crónica piel color verde pistache adquirida en sus oficinas y archivos, gozaban de un paseo noviembrero de sol y clima agradables.
Tipos tan despreciables por su conducta rastrera exhibida recientemente con la difusión de conversaciones telefónicas aberrantes, desgarraron sus vestiduras, más por afán protagónico que por otra razón. El dirigente de la bancada del PRI en la Cámara de Diputados, Emilio Gamboa Patrón, dijo que “hay fiestas patrias que nosotros disfrutamos, de actos cívicos que nosotros respetamos, el 20 de noviembre es el desfile que hemos gozado durante muchos años. Que se pongan de acuerdo, como lo hicieron en el desfile del 16 de septiembre, que se pongan de acuerdo estas dos fuerzas y que los mexicanos no nos limitemos de las fiestas cívicas”.
De plano, la ridiculez se inocula y manifiesta con facilidad en este corrupto y degenerado parásito político mal llamado “representante popular” que admite de paso la existencia de “dos fuerzas” en conflicto ¿Qué clase de diputado federal es, que alcahuetea ante la intransigencia de un partido político inconforme que causa problemas sociales? De haber justicia real, ya estuviera despojado del fuero inherente al cargo y fuera investigado, rastreando sus ligas con la pederastia a gran escala.
Ante el riesgo de propiciar desmanes en el Zócalo, el tino foxista de cancelar el oneroso circo, ahorró miles de pesos a la nación, y bien valió la pena aunque deje un sabor de medrosa cesión política. Por fortuna, en el “interior” del país seguirá organizándose a un nivel escolar y el alumnado tendrá presente tan importante fecha histórica aunque la relacione con practicar días antes, las tablas gimnásticas, pirámides y sincronía de bandas de guerra.

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