jueves, abril 10, 2008

Muerte de Zapata y otras traiciones parecidas...

Con la obsesión por poner en práctica los postulados originales de la ninguneada revolución antiporfirista y con casi cuarenta años de edad rondando sobre su existencia, consumía sus últimos días el reconocido hombre de público y radicalmente inusitado desempeño.
Su rebeldía ante las burdas fallas de origen gobiernista tenía un respaldo popular mayoritario. Presidentes de la república entraban y salían sin aplicar a fondo la prometida justicia social reivindicadora que librara de su postración económica a la clase socialmente baja existente en la convulsionada nación.
El franco enfrentamiento público con el Presidente en turno le sumaba simpatías de los enemigos del régimen titubeante de moderada resolutiva en pro de las mayorías depauperadas y a favor de un capitalismo apabullante.
Deseaba ferviente y decididamente, saciar el hambre y sed de justicia de la parte pobre de ese México agraviado, en crisis y con profundas divisiones sociales. Percibía a través de cada poro de su piel, como el presidencialismo iba cayendo en un conformismo dañero que atentaba contra las revolucionarias ideas originales de generoso avance a favor de los desposeídos.
Manifestó su desilusión y la dio a conocer a lo largo y ancho del país, y la incomodidad presidencial se manifestó mediante represión franca y decidida. La nación toda respaldaba al osado civil engrandecido ya, por enfrentarse al tú por tú con un presidente fallido, pro yanqui y con propensión a incumplir cabalmente las multicitadas aspiraciones revolucionarias.
En un día ya registrado como fecha histórica funesta, acudió plenamente confiado, al acto público preestablecido, donde sería reconocida su posición y trayectoria públicas. El supuesto respaldo a su cada día mayor popularidad, esperaba en el lugar de la cita. La ilusión por aumentar el número de adeptos para su causa, lo entusiasmaba, y alentaba en su deseo de futura asunción a un nivel de influencia total para aplicarla en mejoría del estado de cosas en la maltrecha nación.
El falso amigo, meloso, alabó en privado -hasta el exceso- sus cualidades, haciéndole sentir, que una vez en la cúspide y bajo su férula; el país enderezaría el rumbo, encontrando por fin el ansiado progreso dentro de un marco de paz y justicia social.
Bajo un espléndido sol, con plena confianza, y rodeado de sus más fieles partidarios, hizo un último recorrido por el supuesto territorio amigo, pero cercado por quienes, en complicidad plena con el autor intelectual, urdieron poner fin a su vida y cortar así, de raíz, la popularidad que día a día se incrementaba.
El sorpresivo ataque a balazos cumplió su cometido y el impacto brutal sobre la inerme humanidad de tan importante personaje público fue imparable. La sangre vertida, impregnó la ropa y la tierra adyacente. El desplome corporal fue inminente, ante la muerte súbita cruelmente provocada por las balas asesinas.
Todo su historial de vivencias, quedó reducido a nada. La polvareda y la luz solar terminaron por disolverse también en ese fatal día, al igual que la vida y acciones de tan destacado personaje.
Sólo el recuerdo ya, registraría la apoteosis de sus momentos de gloria y nomás la memoria histórica nacional los seguiría manteniendo vivos mediante homenajes de aniversario cada vez más desapasionados y amnésicos.
El día primaveral de aquél año trágico, marcó de impotencia, desesperanza y desilusión, al alma limpia mexicana. La sociedad, estupefacta por el desorden, caos e impunidad que imperaban a lo largo y ancho de la nación, se resignó a que ese estado de cosas, perduraría aún por mucho tiempo más.
Emiliano Zapata cayó muerto por las balas asesinas el 10 de abril de 1919 dentro de la hacienda cuartel Chinameca, en una celada orquestada por el militar Jesús Guajardo, que fingió ser su amigo y respaldo en sus aspiraciones revolucionarias del reparto total de tierras, aspiración a la que se opuso el parcialmente revolucionario presidente Madero y los siete titulares respectivos posteriores.Caso semejante en tendencias, represiones y celada padeció Luis Donaldo Colosio candidato presidencial enfrentado al poder omnímodo de su seudo amigo Carlos Salinas de Gortari, y que fue asesinado el 23 de marzo de 1994 en la colonia Lomas Taurinas de Tijuana, pero esa, aunque casi clonada, es otra historia…

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