"El Reyecito" le dice Germán Dehesa...

Renunció el secretario de Gobernación Fernando Gómez Mont al Partido de Acción Nacional y puede que hasta salga beneficiado el partido azul al perder al casi gato -junto con Antonio Lozano Gracia procurador general de la República cuando los asesinatos de los priistas Luis Donaldo Colosio y Francisco Ruiz Massieu- de Diego Fernández de Cevallos. Trabajó con el intrigoso Luis Téllez durante el zedillismo, fue abogado defensor de Carlos y Raúl Salinas, de Rogelio Montemayor ex director de PEMEX y del fraudero del IMSS Tomás Peñaloza Webb. Baste saber que con certeza plena, el ameno y certero columnista Germán Dehesa, basado en un personaje fatuo, desfasado de la realidad y todopoderoso por chiripa; le apoda “El Reyecito”.
Se sospecha que el sepultamiento de la Casa Blanca por nieve invernal, es obra de los grupos racistas del Ku Klux Klan que pregonan la supremacía de la raza blanca. Tal vez pretendan con adelantado truco tecnológico, blanquear a base de persistentes copos albos, al melanínico mandamás Obama y familia.
Realidad a quien realidad merece. Al hallarse anegado por falta de previsión y exceso de agua de lluvia, Angangueo, Michoacán debería llamarse más propiamente Anegangueo. Igual Chalco, Estado de México, que dejándose de chinaderas sustituidoras de ele por erre, más propiamente sería Charco. Y charco magno, pues el hundimiento exagerado y sistemático del poblado por abuso en la irracional extracción de agua del subsuelo, y la conjugación de precipitaciones extraordinarias tanto de aguas negras como de lluvia, lo han dejado en calidad de pueblo anfibio para coraje, desdicha y decepción de sus habitantes.
Con tanta elección que cosas suceden, que cosas suceden con tanta elección. Ahora resulta que hasta los inocentes muchachos muertos, fusilados o masacrados en Ciudad Juárez, Chihuahua van a ser usados por el gobernador priista José Reyes Baeza para ganar votos a favor del tricolor en las elecciones para cambio de gobernante estatal chihuahuense en julio próximo. Pretender cambiar la sede de poderes de la capital Chihuahua a la fronteriza Ciudad Juárez no deja de ser patético. Querer pasar con tales barrabasadas como gobernante en extremo solidario con las tragedias colectivas, le puede hasta resultar adverso, pues el electorado, más analista en tiempos de crisis generalizada apabullante, no comulga fácilmente con tales ruedas de molino. Vaya, hasta el convenenciero camaleón político Puerquirio Muñoz Ledo avaló el pretendido cambio de poderes, y con ello, acaba de convencer del rascuachismo de tal aspiración de mudanza contraproducente, inoperante y carísima, pues se calculan 300 mil pesos diarios en ires y venires de tantos funcionarios, burócratas, magistrados, asistentes, asesores y otros parásitos.