jueves, abril 16, 2009




"Decíamos ayer" dicen que dijo fray Luis de León al reanudar sus clases en la Universidad de Salamanca después de padecer encarcelamiento prolongado por cortesía de la "Santa" Inquisición. Asimismo digo yo al volver a este tan, por causas ajenas, abandonado blog. Van nuevos temas -cuando menos en este sitio internético-, por si alguien de chiripa -no se puede esperar menos luego del entelarañamiento prolongado- los lee.




Lo más trascendente por narrar en lo familiar, fue el fallecimiento de mi hermano mayor J. Jesús Rivera Cervantes, ocurrido el 28 de marzo de 2008 en Ensenada. Varios artículos publicados en el diario tepicense Periódico Express, son traídos para acá.


14 marzo de 2008


Las rígidas butacas de la sala de espera, se saturan de familiares a la espera del parte médico actualizado, que informe sobre el trance evolutivo del querido paciente hospitalizado. En ese transcurrir lentísimo de horas, Ignacio Rivera Cervantes anota en un cuaderno:“El genial escritor francés Víctor Hugo, describe al final de su magistral obra “Los Miserables” el dramático ocaso de Jean Valjean el héroe novelado, que de ser un joven con fuerza descomunal -capaz de levantar una pesada carreta para salvar a su amigo sofocado por la misma- sufre un declive tan abrumante, que al final, no es capaz de vencer la fuerza de la gravedad, levantando su pluma caída al suelo mientras escribía.Las ideas asociadas son inevitables, pues como dice Vargas Llosa: “Basta con cerrar los ojos” para que la memoria nos devuelva, “intactas, preservadas con fuego y nostalgia, imágenes que nos exaltaron, excitaron, indignaron o entristecieron”. El fraterno paciente en Terapia Intensiva del centro hospitalario ISSSTE de Ensenada en Baja California, hizo rememorar hechos protagonizados por muchachos nayaritas en el Compostela de los años cincuentas.El primogénito de la familia Rivera Cervantes, era para el resto de sus hermanos, su héroe fraterno y lo veíamos en los hechos, como capaz de salvarnos de peligros reales o imaginarios. Levantar las pesas de cemento hechas por él mismo y con las que se ejercitaba cotidianamente, era punto menos que imposible para los más chicos.Al ser comisionado por nuestro papá José N. Rivera en el negocio familiar o surtida tienda de pueblo, para ir de Compostela a Jala e Ixtlán a comprar mercancías artesanales diversas; frecuentemente hacíamos las veces de copiloto. Viajar en la enorme camioneta Studebaker y regresar cargados hasta el tope con sillas rústicas jaleñas, metates y molcajetes mexpeños, sillas de montar, chavindas, estribos, herraduras ixtleñas y demás relativos; era toda una odisea bien librada bajo el liderazgo del hermano mayor.Viajar de Compostela a tales poblados de la geografía nayarita implicaba necesariamente ir por Tepic, pues no existía la vía Compostela-Chapalilla. Los sampedreños improvisaron un camino de terracería para ir los dos poblados y el que iba hacia Chapalilla tenia por puentes en diversas cañadas, dos enormes troncos.Buscando acortar distancias viajábamos algunas veces por tales caminos improvisados. Al cruzar los peligrosos puentes, habíamos que hacerlo a pie los acompañantes, mientras la camioneta guiada por el conductor lo hacía con sumo cuidado. La imagen de nuestro hermano mayor cruzando arriesgadamente sobre los troncones de un ancho poco mayor que el de las llantas, engrandecía nuestra admiración por él.El radio alegraba a veces tales viajes, otras no, por perderse la señal o por asociarlo a situaciones de emergencia. Estaba en boga el incipiente rock, íbamos escuchado al estrambótico Ricardito con su no menos: “Lucila, ven conmigo por favor” cuando en ese momento se revienta la banda del radiador estropeando el recorrido. Por fortuna, la inventiva del para ese entonces experto conductor nos hizo salir del paso, pues sustituyendo la banda por una gruesa y bien tensada cuerda permitió llegar al taller mecánico más cercano y agregar una anécdota más al admirado hermano que en cuestiones de improvisado enfermero también nos auxilió.Aquella vez, íbamos por la entonces arbolada calzada hacia el panteón dos hermanos y el amiguito Gonzalo Medina. Los grandes árboles llamados habas, daban su fruto llamado habillas que los menores usábamos a veces como ruedas para carretitas hechas por mano propia. Al desgajar las compactas habillas, extrajimos algo semejante a nueces. Comerlas y comprobar que no lo eran causó un memorable caso de diarrea colectiva. El acarreo de cursientos corrió a cargo de nuestro soporte infantil llamado José de Jesús Rivera Cervantes y apodado “Chuy”.El cruel reventamiento de la nostálgica burbuja de añoranzas gratas nos ubica en la realidad de esta Cuaresma 2008. Nuestro querido y admirado hermano “Chuy” se debate entre la vida y la muerte. Un infarto al miocardio lo mantiene postrado y sometido a tratamientos radicales buscando la recuperación y los cinco días transcurridos a la fecha nos han parecido eternos. Sólo la esperanza en el tratamiento médico adecuado y en un milagro divino, fortalecen nuestra fe”.




Abril de 2008
Te falló la ideología quijotesca, de plano hermano mío. Egresar en 1964 de la Normal Urbana de Tepic como maestro de Primaria, iniciar dando clases en Coyuca de Catalán, Guerrero y reafirmar plenamente el desempeño magisterial en Hermosillo, Sonora; pretendiendo defender los derechos de tus colegas profesores, concluyó en atraso personal según mi apreciación.
De los calorones coyuquenses a los similares hermosillenses variaron sólo las fechas y las repercusiones en tu desempeño. Ya en el Internado para Niños Coronel J. Cruz Gálvez de la capital de Sonora en 1967 y teniendo como director a un paisano tuyo nayarita, decidiste enfrentarlo en pos de reivindicar dignidades.
Como era usual en caciques magisteriales de aborrecible conducta, el hostigamiento sexual hacia profesoras y empleadas administrativas se presentaba cotidianamente. En ese tiempo, tus compañeros maestros te eligieron como representante del grupo de trabajadores de ese internado de educación Primaria federal.
Confiar en los recursos legales y en la integridad de tus colegas, para expulsar al abusivo, corrupto y prepotente director del plantel fue una apreciación errada. Los afectados se retractaron en sus acusaciones y la predominante -desde siempre- red de complicidades de centralista ubicación, lograron desterrarte del estado sonorense.
Con todo tipo de pruebas en contra del maniaco director, topaste contra una burocracia distrito federalense magisterial, que manipuló a su antojo y a conveniencia del ofensor, para disolver los delicados casos de hostigamiento sexual contra profesoras y oficinistas escolares.
Un simple papeleo en las lujosísimas oficinas de la ciudad de México, bastó, para en cuestión de horas, ordenar tu cambio al punto más apartado al sur del país. El corto plazo para desplazarte hasta Tapachula en el lejano Chiapas y la obstrucción escudada en omisión de enviar prontamente el oficio respectivo, derivaron en despojo de tu empleo.
De nada sirvió la posterior petición de justicia ante los diferentes poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Tu decisión de estudiar la carrera de Leyes para pretender seguir “desfaciendo entuertos” topó en decepción, al grado de decidir no ejercer la abogacía para no ser parte del mar de complicidades imperante en la maleada impartición de justicia.
Ya enfocado a tu caso personal, ni el mismísimo presidente de la República enterado en forma directa, logró suprimir la injusticia laboral dada una década atrás. Reiniciar dando clases a nivel medio luego de cursar la Normal Superior de Nayarit en la especialidad de Biología diez años después, retrasó en ese mismo lapso, tu jubilación nunca lograda.
De esta forma, a tus 67 años se te veía impartiendo clases en CBTYS de Ensenada después de haberlo hecho en el plantel respectivo número 140 de Mexicali en CONALEP del poblado Benito Juárez.
De haberte “alineado” al engranaje magisterial comodino sindical desde siempre, te hubieras jubilado hace una década y hasta con dos o tres sueldos extras por plazas dobles, y sin pasar el trago amargo de hostigamiento por parte de la Procuraduría de la defensa de los Derechos Humanos en Ensenada, al acusarte de atentar contra los derechos de unos alumnos que se resistieron a tus recomendaciones de no usar micro minifalda las muchachas, y aretes los muchachos, dentro del recinto educativo.
Por eso, José de Jesús Rivera Cervantes, para conveniencia personal, te falló la ideología, querido hermano “Chuy”. Estar agonizando dieciocho días en el ISSSTE de Ensenada -por un infarto, hasta propiciado tal vez por la institución defensora de los desechos humanos- y finalmente morir el viernes 28 de marzo pasado sin haber disfrutado del retiro merecido, lo considero también una injusticia extra de nuestro cada vez más absurdo país México.
Con afecto; tu dolido hermano Leopoldo Rivera.




31 de marzo de 2008


“Sabes tú, el paradero de Luis; quiero ver si me consigue boletos de avión en oferta. Necesito dos a Toluca, pues este año, Eva si decidió acompañarme en Semana Santa, al recorrido por Coyuca para saludar a los amigos “profes” que dejé por allá”.Esa intención ahorrativa y viajera, no llegó a realizarse. El viejo profesor con penurias económicas -tan hostigantes que le forzaron a vender algunas propiedades heredadas- no pudo hacer el recorrido planeado junto con su esposa, y el mensaje telefónico, quedó grabado por siempre, más que en el receptor aparato mismo, en mi memoria, pues fueron sus últimas palabras dirigidas a mí.El trance vital tan despiadadamente impositivo del “antes y el después” que por dieciocho días predominó en el ambiente hospitalario de Terapia intensiva y definido por desgracia hacia el deceso, fue motivo para que tu referencia indagatoria me obligara a reflexionar sobre el trastocamiento de valores predominante en nuestro México actual.De esa forma, mi muy estimado hermano “Chuy”, hubiste de buscar la forma de viajar, al precio más bajo ofertado, pues con tu honrada forma juarista de vivir dentro de la honrada medianía y sin defraudar a nadie, así lo determinaba, y tus treinta y tantos años de desempeño profesional, cubierto con el manto de apostolado negaban toda opción de patrocinio espléndido con dineros sindicalistas ajenos.Tú prosa titulada “Maestro” escrita en 1969 por tierras hermosillenses, refiere el desempeño educativo ante una sociedad mayoritariamente abúlica con autoridades educativas corruptas. Constituyó tu faro rector personalizado. Protagonizar congruentemente tal visión, fue tu mayor mérito.“Personaje admirable y anti ocioso/ que viaja en el tiempo con su reto/ con su mirada de saber ansioso/ y su afán de conocer inquieto. Maestro digno, en alto vuelo/ cual águila señera y soberana/ baja tu vista y mira como en suelo/ hay “maestros” de actitud insana. Pseudocolegas manchan tu prestigio/ cual reptil engañoso y traicionero/ en proceder ruin y servil, jamás egregio/ entregan honra cual Judas, por dinero. Aves de mal agüero, de mal tiempo/ lucran con bondad de tu persona/ cual prestigiada condición de templo/ donde todo lo malo se perdona. Se puede decir que eres milagroso/ pues a pesar que todos te presionan/ tú vas por el camino tormentoso/ siguiendo las ideas que te apasionan. A punto de desgarre el alma/ y sintiendo tu vida muy dolida/ tu causa peleas en justa calma/ cuando el mundo anormal la ve perdida. Místico actor, incomprendido/ conocimiento das incluso al zafio/ no siendo en nivel de saber correspondido/ y a tu muerte no ensalzarte en epitafio. Muchas palabras hay para alabarte/ aunque no es tu persona la elogiada/ es, al algo misterioso que te mueve/ a seguir por la senda iluminada. Esa senda del saber que tú elegiste/ con un amor paternal en la mirada/ ese amor que te eleva a lo sublime/ que te lleva a las alturas grada a grada. Tu vivencia feliz torna en tragedia/ al incumplir alumno alguno su deber/ y el orgullo en ti, orondo aflora/ cuando implantas tú benéfico saber. Incomparable dicha a tu persona inflama/ y en tu interno sentir renueva aliento/ al ver en ojos del pupilo, llama/ brillante ¡llama del conocimiento! ¡Maestro!... la social ingratitud emana/ que tu vacuo pedestal a todos hiera. Y aún cuando pagar con creces se te quiera/ es ¡fulgor efímero de gratitud humana!Finalmente, el compostelense José de Jesús Rivera Cervantes, veterano profesor de inalcanzable jubilación, con pretensión de hacer su recorrido por Guerrero, terminó haciendo el papel de guerrero frente a la muerte, sucumbiendo el 28 de marzo de 2008 tras dieciocho días de tenaz lucha.




16 de julio de 2008


Hoy Miércoles 16 de julio de 2008, Compostela, Nayarit verá regresar a uno de sus hijos. Uno de tantos que emigró en busca de realizar los sueños que no tenían cabida en su pueblo natal. Nacido el 21 de enero de 1941 regresa sesenta y siete años después. Surge un mensaje sentido de alguien que como muchos, llegó a sentir un gran afecto por él.
Palabras de adiós de un amigo:
A mi apreciado hermano de la Vida, J. Jesús Rivera Cervantes a quien conocí en Mexicali, Baja California, recién llegado a esta ciudad, procedente de Compostela, Nayarit, su pequeña gran ciudad que tanto amó, en la que vivió gran parte de su vida y la que hoy recibe sus cenizas.
Querido amigo o mejor dicho, hermano de la vida, Jesús; nosotros, y especialmente el que suscribe estas palabras de adiós a tu vida; en la nuestra, te guardaremos un recuerdo tan especial, que siempre habremos de recordarte por tu trato amable, por tu sonrisa sincera, por tus sentimientos y respeto a la amistad que fueron tus características que hicieron de tu personalidad, un hombre desinteresado y amante de la justicia; de trato delicado hacia las mujeres y a los jóvenes a los que; preocupado, y si más interés que ayudarlos, serviste durante el desempeño de tu carrera magisterial.
Hoy ya no estas entre nosotros físicamente, pero tu recuerdo, tu trato amable y tu sonrisa franca, cargada de sentimientos positivos, deja una honda huella en los que te conocimos y que te amamos de verdad, al margen de cualquier interés mezquino nunca presente entre nosotros y que gracias a la honestidad de nuestro trato, siempre conservamos nuestros lazos de amistad fraterna, amable, respetuosa y muy difícil de olvidar.
Posiblemente tu esposa y tus hijos sientan un hueco casi imposible de de poder llenar, puesto que ya no estas con ellos ni con nosotros, pero allá donde estes, recuerda que siempre estarás con nosotros, J. Jesús Rivera Cervantes. Podría hablar, escribir, pensar tanto de ti, que las fojas de una libreta resultarían insuficientes para hablar de ti, porque siempre hubo una vivencia enriquecedora entre el que se expresa, al igual como la misma que vivieron muchos amigos que tuviste, porque fuiste un hombre justo del que jamás se te conoció una actitud egoísta. Fuiste el amigo sincero.
Estuvimos presentes; no el día en que te marchaste, sino en los momentos de las exequias en el templo de la orden religiosa de los Franciscanos en donde nos dimos cita para darte tu último adiós, tu esposa, tus hijos, tus hermanos y amigos. Confundidos entre ellos, ahí estaba yo, y di fe de que te habías dormido para siempre.
Querido amigo, no me despido de ti. Allá nos encontraremos donde tú estés. Fraternalmente, Ismael García Lara.
De las fotos: Un reconocimiento en 2006 y el ocaso del día en que tu cuerpo fue reducido a cenizas.

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