Grotescamente, terminaron los días de Hussein. ¿Pero que necesidad? De haber hecho caso el mundo entero a mi sugerencia, se hubiera evitado el numerito de la burda corbata funesta obligada contra el ex sátrapa iraquí, no habrían muerto tres mil soldados invasores, ni centenares de inocentes civiles, ni cargaría en su conciencia tanto destrozo el presidente estadounidense.
Al iniciar 2003 ya había transcurrido cinco meses de una famosa operación médica trascendente y faltaban dos meses y medio para que iniciara la invasión bushiana del 19 de marzo contra Irak. En un modesto semanario angelino y con el título “Médicos evitarían guerra contra Irak” expuse:
“Atónitos, pasmados de admiración por los avances científicos, asimilamos los detalles de la milagrosa intervención quirúrgica que logró separar a las niñas siamesas guatemaltecas de un año de edad que nacieron unidas por la cabeza.
Sin cobrar honorarios, en el Centro Médico de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) un ejército de médicos, enfermeras y técnicos, en esfuerzo conjunto por más de veinte horas, amalgamaron fe, conocimientos, esperanza, espíritu de cooperación y buena vibra, aflorando lo mejor del ser humano en pos de sublimar la inteligencia, dignidad y positivismo del homo sapiens.
La fusión amorfa de cerebros y tejidos diversos, las complejas redes de vasos sanguíneos y nervios, fueron cuidadosamente separadas, haciendo hasta lo imposible por no lesionar injustamente a una u otra de las pequeñas.
Largas horas se consumieron durante la etapa intermedia de obliteración vascular, cauterización, sellado, limpieza y drenado de las áreas seccionadas, pues requirió habilidad extrema, minuciosidad y mucho cuidado. Con la protección craneana superficial dieron por finalizada la admirable odisea.
Solo restaba esperar el resultado óptimo a largo plazo.Las plegarias colectivas, antes, durante y después de laintervención, deben haber conmovido intensamente a Dios -seguramente haciéndole recuperar un poco la fe en el género humano- al contemplar el conjunto de voluntades en busca del bienestar ajeno y llevando a la práctica su mensaje de “Amaos los unos a los otros”.
Ya con vidas independientes, las pequeñas pacientitas regresaron a su país de origen, concluyendo felizmente el trascendente episodio en sus tiernas vidas.
Por la experiencia, eficacia y seguridad en resultados favorables, actualmente es vital, urgente, necesario e indispensable que las buenas voluntades alrededor del mundo, propongamos, impulsemos y hagamos realidad una intervención quirúrgica bizarra.
La intrincada e inseparable unión, debe darse urgentemente. La vital fusión o unión de por vida, hará el milagro de disuadir atentados mutuos entre ambos organismos involucrados y la paz prevalecerá so pena de perjudicarse a sí mismo.
Con una internacional colecta monetaria que no llegaría ni a centavo de dólar de colaboración por persona, se lograría -ahora sí- compensar espléndidamente al destacado equipo médico por sus servicios a prestar.
El secuestro, confinamiento e introducción forzosa al quirófano, tendría que estar a cargo obligada e indudablemente de la ONU en su papel de pacificadora mundial. Es urgentísimo y necesario que revirtiendo el proceso usual, se logre de una vez y para siempre, soldar por cabeza, cráneo y cerebro a Saddam Hussein y a George W. Bush”.