Magnífica oportunidad tenemos los nayaritas todos, para proponer al país entero una solución desatadora del nudo gordiano formado por el empate Peje-Jelipe en la elección presidencial 2006.
Tan fácil como sugerir a quien corresponda, que dividan el triunfo hermanablemente, y que gobiernen cada uno tres años del sexenio respectivo.
Nayarit, como promotor de tal ideota, se vería beneficiado enormemente. Los avances socio políticos y económicos del estado cora serían inconmensurables ante la aplicación de la singular iniciativa a la actual coyuntura electoral de resolutiva incierta.
Sería obligado que iniciara López Obrador. Como prometió, de volada desmantelaría el oneroso y satanizado penal del Pacífico, pavimentaría la carretera periférica de la isla María Madre que es de terracería, aumentaría la capacidad de electricidad generada con una turbo eléctrica más grande que la actual, ampliaría la pista aérea y la acondicionaría con iluminación artificial, mejoraría los servicios públicos de urbanización localizando y explotando una nueva fuente de agua potable para iniciar su plan de convertirla en su socializante Isla de los Niños mexicanos. Por supuesto que la territoriedad libre y soberana del estado, exigiría el control absoluto sobre ese archipiélago Islas Marías cercano al litoral nayarita.
Logrado todo esto, justo a los tres años, dejaría la infraestructura lista para que el relevo panista o presidente del empleo, haciendo a un lado el proyecto paidófilo decente (pailos-niño, filos-amigo) arrancase su plan de apertura comercial a inversionistas extranjeros de tremendo poder económico que en tiempo record erigirían una sucursal de Las Vegas y Hawai combinadas. El arribo de cruceros turísticos con apostadores magnánimos -ya para entonces legalizadas las apuestas en casinos- convertirán en un bonancible emporio las hoy desperdiciadas islas. Miles y miles de empleos en servidumbre y servicios, harán felices a igual número de nayaritas afortunados.
Del proyectado tren bala México-Mexicali, en tres años de gobierno perredista, sólo llegaría hasta Acaponeta, con lo cual aseguraríamos el rápido traslado de ésta ciudad hacia la capital de la república y viceversa. Convencer posteriormente al pintor chilango José Luis Cuevas para que use esa vía en sus viajes a la ciudad de las Gardenias donde lo tienen endiosado y la promueva como ruta confiable y turística, será misión de fácil aplicación para la dependencia cultural estatal respectiva que con esa sola acción justificará la razón de su existencia. Sobra mencionar las ventajas de todo tipo para el estado.
El plan pejista de pensionar a todos los mayores de 70 años nos beneficiaría -pienso entrar de cachirul con acta de nacimiento acorde- espléndidamente. Ya entrando el relevo panista, la mayoría estaríamos plenamente iniciados en el tabaquismo o lo que es lo mismo, chuparíamos faros y el plan viejófilo pensionero reivindicador igual, para beneplácito de Diego Fernández de Cevallos para ese entonces titular de la Secretaría de Gobernación.
Los tres otoños de gobierno pejista le permitirán desmantelar el poderío sindical de la caciquil Elba Esther Gordillo del SNTE y revitalizar con ese punto de partida al poderoso sindicato de profesores. Ya cuando el gordillista Calderón inicie, los anquilosados dinosaurios manipuladores del magisterio serán parte de la historia negra del corporativismo.
La carretera libre Ruiz-Zacatecas -en los tres años lopezobradoristas- se terminaría en corto tiempo para complacer a la perredista gobernadora del vecino estado sin salida al mar. Ya en funciones Felipe, instalaría las casetas de cobro respectivas y la cedería a la especuladora iniciativa privada empresarial.
Para Nayarit, de llevarse a cabo el plan de presidencia compartida, no habría pierde, todo es cuestión de proponerlo con humildad provinciana ante la buena voluntad del impositivo e imperante centralismo defeño…